¡Oh, creyentes! No tomen a sus padres y hermanos como aliados si estos prefieren la incredulidad a la fe; quien de ustedes los tome a ellos por aliados será de los opresores.
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La obediencia absoluta es debida únicamente a Dios, dice en el Corán: “Deben obediencia absoluta a Dios y a Su Mensajero, y tengan cuidado [de desobedecerlos]. Pero quien se rehúse, sepa que Mi Mensajero solo tiene la obligación de transmitir [el Mensaje] con claridad.” (5:92). Mientras que la obediencia a los padres, es una obediencia condicionada, como dice en el Corán: “Si tus padres se esfuerzan por hacer que caigas en la idolatría de dedicar actos de adoración a otro que Dios, lo cual es algo que no te he enseñado, no los obedezcan pero trátenlos con respeto. Sigan el camino de los piadosos, pues ante Mí comparecerán y les informaré lo que hacían” (31:15). Es decir, que debemos honrar y obedecer a los padres siempre que no nos pidan algo que claramente contradiga las normas islámicas. De lo contrario, les debemos respeto y atención permanente, pero no obediencia, porque todo lo que provenga de un ser humano debe ser analizado a la luz de las enseñanzas islámicas, ya que Dios dice en el Corán: ¡Oh, creyentes! Obedezcan a Dios, obedezcan al Mensajero y a aquellos de ustedes que tengan autoridad y conocimiento. Si realmente creen en Dios y en el Día del Juicio, cuando tengan discrepancias remítanlas al juicio de Dios y del Mensajero, porque en ello hay bien y es el camino correcto” (4:59). Lo que significa que la obediencia a los seres creados está limitada por la obediencia al Creador. Cabe mencionar también, a modo de reflexión, que Dios cuestionó severamente y criticó a aquellos que siguen a sus padres sin cuestionarse si sus enseñanzas son correctas o no, dice en el Corán: “Y cuando se les dice: “Sigan lo que Dios reveló”, argumentan: “No, seguimos la tradición de nuestros padres”. ¿Acaso imitan a sus padres a pesar de que ellos no seguían una lógica ni una revelación?” (2:170).