Dijo [el Faraón enfurecido]: "¿Acaso van a creer en él sin que yo se los haya autorizado? Seguramente él es su maestro que les ha enseñado la magia. Ordenaré que se les ampute la mano y el pie opuestos, y luego los haré clavar sobre troncos de palmera. Así sabrán quién es el que puede infligir el castigo más severo y duradero".