Quien entregue su voluntad a Dios y haga obras de bien, se habrá aferrado al asidero más firme. Todo vuelve a Dios para ser juzgado.
Quien entregue su voluntad a Dios y haga obras de bien, se habrá aferrado al asidero más firme. Todo vuelve a Dios para ser juzgado.