No pronunciaban otras palabras más que: "¡Oh, Señor nuestro! Perdona nuestros pecados y nuestros excesos. Afirma nuestros pasos y concédenos el triunfo sobre los que rechazan la verdad".
No pronunciaban otras palabras más que: "¡Oh, Señor nuestro! Perdona nuestros pecados y nuestros excesos. Afirma nuestros pasos y concédenos el triunfo sobre los que rechazan la verdad".