[Oh, Mujámmad] No muevas tu lengua deprisa repitiendo [la revelación],
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El Profeta, que la paz y las bendiciones de Dios sean con él, en su afán por memorizar lo que le estaba siendo revelado, movía rápidamente los labios, pero Dios le indica que se tranquilice, que Él lo grabaría en su corazón y lo preservaría de todo intento de tergiversación.