33. Y no acabéis con la vida que Al-lah ha hecho sagrada a menos que sea por un motivo justo. Y otorgamos autoridad al heredero de quien sea asesinado injusta e intencionadamente (para pedir la muerte del asesino, o bien una indemnización en vez de su muerte, o para perdonarle la vida). Pero no transgredáis los límites si decidís la pena de muerte[488]. Ciertamente, el derecho del heredero a pedir justicia está garantizado.
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[488] Se refiere a que no debe salirse de los límites que establece la ley islámica en el caso del talión, como ensañarse con el cadáver o mutilarlo, cuando ello está prohibido, o extender la pena a otras personas aparte del asesino. Cabe mencionar que quien aplica la pena debe ser la autoridad islámica y no el familiar de la víctima.