32. Y exponles (¡oh, Muhammad!) el ejemplo de dos hombres (uno creyente y otro incrédulo e ingrato), a uno de los cuales (el ingrato) agraciamos con dos viñedos cercados por palmeras y separados por un sembrado.
32. Y exponles (¡oh, Muhammad!) el ejemplo de dos hombres (uno creyente y otro incrédulo e ingrato), a uno de los cuales (el ingrato) agraciamos con dos viñedos cercados por palmeras y separados por un sembrado.