82. »En cuanto al muro, era de unos niños huérfanos de la ciudad y escondía debajo un tesoro que les pertenecía. Su padre había sido un hombre recto y justo, y tu Señor quería que cuando se hiciesen mayores pudiesen extraer su tesoro por misericordia Suya. Y no hice nada por propia iniciativa. Esta es la explicación de aquello sobre lo que no tuviste paciencia».


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