68. Y tu Señor (¡oh, Muhammad!) crea lo que quiere y escoge (o decide lo que quiere), mientras que Sus siervos no pueden escoger nada (ni puede decidir algo que no esté de acuerdo con la voluntad de su Señor)[752]. ¡Glorificado y exaltado sea Al-lah! Él está muy por encima de lo que Le atribuyen (los idólatras).
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[752] Esta aleya puede interpretarse también en un sentido más concreto, aludiendo a que Al-lah escoge a quien quiere para transmitir Su mensaje, mientras que el hombre no puede decidir ni escoger a quien él desea para este fin. Esta aleya vendría a responder a los idólatras de La Meca que se preguntaban por qué el Corán no había sido revelado a un hombre noble o poderoso de La Meca o de la ciudad de Taif.