26. Y (recuerda, ¡oh, Muhammad!) cuando la altanería y la presunción, típicas de la época de la ignorancia previa al islam, se apoderaron de los corazones de quienes rechazaban la fe (y se negaron a reconocer en el Tratado que tú eras el Mensajero de Al-lah). Entonces Al-lah hizo descender el sosiego sobre Su Mensajero y sobre los creyentes e hizo que se aferraran al mensaje de unicidad de Al-lah, pues eran quienes más lo merecían y los más dignos de él. Y Al-lah tiene conocimiento sobre todas las cosas.


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