5. »¡Señor nuestro!, no dejes que caigamos bajo quienes rechazan la verdad ni que seamos la causa de su incredulidad. Y perdona nuestros pecados, ¡Señor nuestro! Ciertamente, Tú eres el Poderoso, el Sabio».
5. »¡Señor nuestro!, no dejes que caigamos bajo quienes rechazan la verdad ni que seamos la causa de su incredulidad. Y perdona nuestros pecados, ¡Señor nuestro! Ciertamente, Tú eres el Poderoso, el Sabio».