77. ¿No has reparado (¡oh, Muhammad!) en aquellos a quienes se les dijo que se abstuvieran de luchar[154] (cuando estaban deseosos de hacerlo), que cumplieran con el salat y que entregaran el azaque? Mas ahora que se les prescribe luchar, un grupo de ellos temen a los hombres como debe temerse a Al-lah, o incluso más, y dicen: «¡Señor!, ¿por qué nos has prescrito el combate? ¿Por qué no lo aplazas para más tarde?». Diles: «El disfrute de esta vida es temporal; pero la otra es mucho mejor para quienes temen a Al-lah; y no seréis tratados con injusticia en lo más mínimo».
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[154] Durante los primeros años del islam, los musulmanes debían tolerar con paciencia el daño que sufrían por parte de los incrédulos de La Meca y no tenían el permiso de Al-lah para combatir, aunque estaban deseosos de hacerlo para no soportar más injusticias. El combate por la causa de Al-lah o yihad no se prescribió hasta después de la consolidación del primer estado islámico en la ciudad de Medina.


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