15. Y cuando se les recitan Nuestras claras aleyas, quienes no esperan Nuestro encuentro te dicen (¡oh, Muhammad!): “Tráenos un Corán distinto a este (que no critique nuestros ídolos) o modifícalo”. Diles: “Yo no puedo modificarlo por mi propia cuenta, solo sigo lo que me es revelado. Temo el castigo de un día terrible (el Día de la Resurrección) si desobedezco a mi Señor”.


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