16. Pregunta (a tu pueblo, ¡oh, Muhammad!): “¿Quién es el Señor de los cielos y de la tierra?”. Responde: “Al-lah”. Diles: “¿Toman, entonces, a otros protectores y aliados fuera de Él que no pueden ni beneficiarse ni perjudicarse a sí mismos?”. Pregúntales: “¿Acaso puede compararse el ciego con el vidente o pueden compararse las tinieblas con la luz?». ¿O acaso aquellos a los que adoran además de a Él han originado una creación parecida a la de Él, hasta el punto de creer que ambas creaciones son similares? Diles: “Al-lah es el Creador de todas las cosas, y Él es el Único[412], el Dominador Supremo”.
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[412] La palabra “Único”, en árabe Wahed, implica también que Al-lah es el punto de partida o la fuente de todo.


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