61. El ciego, el lisiado y el enfermo no serán reprochados[688], ni tampoco ustedes, si comen en sus casas o en las de sus hijos, padres o madres, hermanos o hermanas, tíos o tías paternos, tíos o tías maternos, o en aquellas casas cuyas llaves poseen (porque sus dueños les han dado permiso para supervisarlas o hacer uso de ellas en su ausencia), o en la de un amigo suyo (aunque sus familiares y amigos no estén presentes, siempre y cuando no les importe que lo hagan). Poden comer juntos o separados[689]; mas cuando entren a cualquier casa[690], salúdense entre ustedes con el saludo (de paz) proveniente de Al-lah, pues es bendito y bueno. Así es como Al-lah les aclara Sus mandatos para que reflexionen (sobre ellos y los sigan).
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[688] Esta parte de la aleya puede entenderse de dos maneras: no serán reprochados por no poder salir a combatir, puesto que Al-lah los ha excusado, o por comer con la gente sana en la casa de estos o de sus familiares, ya que la gente solía sentirse incómoda al comer con ellos o incluso ellos mismos podían sentirse incómodos en una casa ajena.
[689] Antes del Islam, algunas tribus consideraban que era vergonzoso comer solos y no comían ni bebían, por más hambre que tuvieran, a menos que alguien los acompañase. Esta aleya les aclara que no hay ningún problema en comer solos.
[690] Incluso en el caso de que no haya nadie en la vivienda, pues entonces es recomendable decir al entrar: “La paz esté con nosotros y con los siervos de Al-lah rectos y virtuosos”, ya que los ángeles devuelven el saludo.


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