33. Entonces dijo: “¡Tráiganmelos de nuevo!”. Y pasó la mano (o la espada)[862] por sus patas y cuellos.
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[862] Hay dos interpretaciones principales acerca del significado de esta aleya. La primera es que Salomón sacrificó los corceles con la espada buscando la complacencia de Al-lah, a pesar del amor que sentía por ellos, porque lo hicieron olvidar sus oraciones y no quería que esto volviera a sucederle; y Al-lah compensó dicho sacrificio que había hecho por Él sometiendo el viento a su voluntad. La otra posible interpretación es que Salomón acarició las patas y los cuellos de los corceles cuando volvieron a traérselos.