34. Y (recuérdales, oh, Muhammad) cuando dijimos a los ángeles: “¡Póstrense ante Adán![17]“; y se postraron todos salvo Iblis[18], quien se negó, se envaneció y fue de los que se rebelan.
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[17] Mediante esta postración, Al-lah no pedía a los ángeles que adoraran a Adán, sino que estaba poniendo a prueba su obediencia a Él.
[18] Iblis es el nombre que el Demonio recibe en el Corán y que suele traducirse como Satanás o Satán. Debido a que los nombres que el Demonio recibe en la cultura judeocristiana son varios (Lucifer, Satanás, Satán, Belial, etc.) y que hay diferencias de opinión con respecto a ellos, en esta traducción se ha optado por respetar el término Iblis, que en árabe significa “quien desespera de la misericordia de Al-lah”.
Iblis es, pues, el líder de los demonios y no un ángel como en la tradición cristiana; mas gozaba de un alto rango que le permitía estar en compañía de los ángeles. Al-lah creó a los humanos de barro, a los ángeles de luz y a los yinn de fuego. Los yinn, a veces traducidos como “genios”, son criaturas con libre albedrío como los seres humanos a los que, normalmente, no podemos ver; mientras que los ángeles fueron creados para obedecer a Al-lah y no pueden desobedecerlo en nada. Algunos yinn son creyentes y obedecen a Al-lah, pero aquellos que se rebelan contra Él son llamados demonios y siguen a su líder Iblis (ver la aleya 50 de la sura 18).