2. Y (cuando alcancen la madurez suficiente) den a los huérfanos sus bienes (que ustedes custodian) y no sustituyan lo malo que ustedes tienen por lo bueno que ellos poseen. Y no consuman sus riquezas añadiéndolas a las de ustedes (apropiándose de ellas injustamente). En verdad, ello es un grave pecado.