34. Los hombres son los responsables de proteger, guiar y velar por las necesidades de las mujeres porque Al-lah ha favorecido al hombre por encima de la mujer (para algunas actividades) y porque ellos las mantienen con sus bienes. Consecuentemente, las mujeres virtuosas deben ser obedientes y deben proteger (su honor y las propiedades del marido) en la ausencia de este, como Al-lah les ha ordenado. Y a aquellas de quienes teman rebeldía y mala conducta (porque se muestran arrogantes y no respetan a sus maridos cuando ellos no han cometido ninguna falta contra ellas), amonéstenlas (primero), no compartan el lecho con ellas (si la medida anterior no las hace desistir) y tomen medidas físicas[143] (como última opción y sin buscar lastimarlas). Pero si los obedecen, no tomen medidas contra ellas. En verdad, Al-lah es Excelso y Grande (y tomará represalias contra ustedes si las tratan injustamente).
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[143] La permisibilidad de golpear ligeramente a la mujer no es ni para dañarla ni para humillarla, sino que es más bien un gesto simbólico de autoridad para hacer que ella entre en razón, solamente si el hombre cree que esa medida puede funcionar y evitar un mal mayor, como es el divorcio. El Islam condena la violencia contra la mujer y le concede el derecho al divorcio si sufre maltrato; de hecho, el Profeta —que Al-lah lo bendiga y le dé la paz— nunca golpeó a ninguna de sus mujeres, consideraba que los mejores hombres de la sociedad eran aquellos que mejor trataban a sus mujeres y él mismo decía: “El mejor de ustedes es el mejor con su familia, y yo soy el mejor de ustedes con su familia” (Ibn Hibban, 4186). Y en su último sermón, durante la peregrinación, dijo: “Ustedes tienen derechos sobre sus esposas, y sus esposas tienen derechos sobre ustedes. Traten a sus esposas con amor y gentileza”. Otros dichos suyos sobre el tema son: “Los creyentes que muestran la más perfecta fe son aquellos que tienen buen carácter, y el mejor de entre ustedes es aquel que sea más bueno con su mujer”(Tirmidhi); “El mejor de entre ustedes no golpea a su mujer, y yo soy el mejor de entre ustedes”; “¿Acaso podría uno de ustedes golpear a su mujer como golpearía a un esclavo, y luego se acostaría con ella por la noche?”, etc.