2. Realmente, creamos al hombre (descendiente de Adán) de una pequeña mezcla de secreciones procedentes del hombre y de la mujer para ponerlo a prueba; y le concedimos el oído y la vista.
2. Realmente, creamos al hombre (descendiente de Adán) de una pequeña mezcla de secreciones procedentes del hombre y de la mujer para ponerlo a prueba; y le concedimos el oído y la vista.