3. que tu Señor (¡oh, Muhammad!) no te ha abandonado ni te detesta[1155],
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[1155] Estas aleyas fueron reveladas después de que el Profeta Muhammad —que Al-lah lo bendiga y le dé la paz— estuviese algunos días sin recibir ninguna revelación. Ello hizo que los idólatras empezaran a decir que el Señor de Muhammad lo había abandonado.