1. ¡Oh, tú (Muhammad) que estás envuelto en tus vestimentas![1094]
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[1094] El profeta Muhammad —que Al-lah lo bendiga y le dé la paz— estuvo un tiempo sin recibir una nueva revelación tras la primera que recibió en la cueva Hira, cuando el ángel Gabriel le reveló las primeras aleyas de la sura 96. Pasado un tiempo, oyó una voz que venía del cielo y vio cómo el ángel Gabriel descendía acercándose a él. Él se asustó, corrió hacia su casa y le pidió a su esposa que lo cubriera porque estaba temblando. Entonces Al-lah le reveló las siguientes aleyas en las que le pide que transmita Su mensaje a los hombres, comenzando así su misión como profeta.