17. Él hace descender agua del cielo que corre entre los valles según la capacidad de estos, arrastrando espuma en su superficie[413]. Y de los minerales que funden para fabricar adornos y utensilios sale una espuma parecida. Así es como Al-lah compara la verdad con la falsedad: la espuma, que de nada sirve, acaba desapareciendo; pero lo que beneficia a los hombres permanece en la tierra. Así es como Al-lah presenta los ejemplos.
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[413] En este ejemplo, Al-lah compara el agua de la lluvia con el conocimiento que envía a Su mensajero Muhammad —que Al-lah lo bendiga y le dé la paz—, y los valles por donde esta corre o se almacena, con los corazones de los hombres que poseen distinta capacidad para retener dicho conocimiento o beneficiarse de él. Y, a pesar de que el agua (el conocimiento) se mezcla a veces con la espuma (las pasiones y dudas de los hombres), lo que realmente beneficia al hombre (el conocimiento de la religión representada por el agua) permanece; mientras que la espuma acaba desapareciendo al igual que las pasiones, y las dudas abandonan el corazón del creyente.