8. Y cuando al hombre le sobreviene una desgracia, suplica (ayuda) a su Señor volviéndose a Él en arrepentimiento; mas si le concede (después) algún favor, olvida sus súplicas anteriores (a Al-lah) y adora a otros a quienes equipara con Él para desviar a los hombres de Su camino. Dile (¡oh, Muhammad!): «Disfruta durante un tiempo de tu incredulidad, (pues) serás de los habitantes del fuego».